La Empresa que Alonso González Fernández "El Buzo" creó a lo largo de muchos  años de actividad profesional, fue un vivero permanente en el que se ha formado la casi totalidad de las jóvenes generaciones de buzos y hombres-rana de las costas de Cantabria.

24 de noviembre de 2010

LOCALIZACION DE LOS RESTOS DEL ACORAZADO ESPAÑA


        AÑO 1985 LOCALIZACION DE LOS RESTOS DEL ACORAZADO ESPAÑA

Alonso, el Buzo:

Respecto a la localización del España, vapor hundido el 12 de abril de 1937, explicó“llevaba muchos años detrás de ese barco y sabía que unos pescadores deportivos de Santander lo habían detectado. Raimundo Cortines iba periódicamente a pescar con su yate que tiene un sistema de comunicación vía satélite que lo había localizado y me lo presentaron;”dije que todo el mundo sabía donde estaba el “España” pero ninguno me llevaba”.Dimos con el pecio y tras notificarlo a Comandancia, bajaron dos buceadores. 
Vieron el acorazado "España" a tres milla norte de Galizano, y a cinco millas y media de la isla de Mouro. Se apreciaron tres hélices y donde debía llevar la otra, un boquete del tamaño de un camión, producido por los efectos de una mina.

En una segunda inmersión, se recorrió el costado del barco y las bordas estaban lógicamente tocando el fondo.Después vino el"Poseidón",barco de salvamentos de la Armada en Cartagena, pero el tiempo era muy malo y las aguas muy turbias. A pesar de ello bajaron cuatro personas que televisaron parte del barco hundido, entre ellas, un capitán de corbeta, hoy capitán de navío, jefe de la escuela de Cartagena.



1920




1920




30 abril 1937 Hundimiento del Acorazado España en la costa de Galizano desde el destructor Velasco





En la bahía de Santander frente al Promontorio de San Martin


En la bahía de Santander
 

















 




Destructor Velasco









Es alto, ancho y voluminoso. Ha pasado 50 de sus 66 años de existencia detectando y desguazando pecios en todos los mares de España y con la ilusión, realizada hace dos años, de localizar los restos del acorazado España, hundido durante la guerra civil. Extravertido por naturaleza, trata de tú lo mismo a un vicealmirante que a un simple marinero. Alonso González, buzo mayor del Cantábrico, galardonado por la Armada con dos cruces al Mérito Naval, recibió el bautismo submarino cuando contaba 15 años y su padre lo llevó consigo, bajo las aguas de Castro Urdiales, con el único objeto de buscar unas llaves.
Alonso González ha recorrido desde entonces toda la periferia marina del país, unas veces en tareas de rescate, otras para convertir en chatarra decenas de barcos rotos o hundidos. Y, claro, no pudo sustraerse a la reconversión del oficio, a cambiar su enorme casco de cobre y bronce por el más funcional equipo de hombre rana, allá por los años sesenta. La última vez que se sumergió ocurrió hace unos seis meses.Hoy, en su casa de Santander, como una reliquia del pasado, Alonso González guarda como precioso elemento decorativo toda la parafernalia profesional: el casco y la coraza, los pesados zapatos de bronce y plomo y el rizo de alambre con el que se comunicaba, mediante señales convencionales, con la superficie. Noventa kilos de atalajes, su primer atuendo de buzo, traído del Reino Unido allá por los años treinta, a cambio de 25.000 pesetas, que eran una pasta por entonces".
Hasta que se descubrieron los detectores magnéticos de los fondos marinos, Alonso González se sirvió, durante décadas, de indicios puramente empíricos. "Los pescadores me avisaban siempre que subían a la superficie los anzuelos de su aparejo manchados de óxido. Era la señal de que abajo había un pecio, los restos de un naufragio". Luego se valía de un tas de plomo untado de sebo para confirmar que no había duda, que la herrumbre era un hecho en el fondo marino.

La obsesión de su vida

Alonso González ha sobrevivido, pues, a los accidentes tantas veces mortales de los buzos y también al desgaste fiísico. Pero tuvo que esperar casi 40 años a ver satisfecha la obsesión de su vida de buceador: el hallazgo de los restos del acorazado España, perteneciente a la armada franquista, hundido el 30 de abril de 1937 a unas tres millas al norte de cabo Galizano, frente al Sardinero. Y eso que allá por los años cincuenta estuvo a punto de situar el lugar exacto. Un corajudo aviador local y hombre de negocios, Manuel Yllera, volando hacia Bilbao en una avioneta, había descubierto la sombra del acorazado con la quilla al sol. Un día antes de que fuese a lanzarle una boya para balizar la posición, Yllera se mató al capotar el aparato en los alrededores de la ciudad.Así que, ahora hace dos años, ayudado por un pescador deportivo de Santander, Alonso González pudo, al fin, fondear su barquita justo sobre el pecio. Era como hallar una aguja en un pajar, evidentemente. Pero no ofrecía duda. "Tiramos un arpeo para fondeamos y por la guía bajaron dos de mis buceadores profesionales, Marcelo y Javier. Y al descender a 62 metros encontraron lo que había sido el sueño de mi vida. Pásmate, las uñas del arpeo se habían trabado en una de las quillas de balance. Y nadando, durante un cuarto de hora, de proa a popa, descubrieron en la parte de estribor, en el pantoque, una brecha de seis por cinco metros y, al asomar la cara por el hueco, vieron cientos de langostas y congrios, algunos tan viejos y con la cabeza tan deformada que les parecieron monstruos".
Alonso González había, por fin, confirmado la verdad histórica del hundimiento del abuelo: su pérdida fue siempre atribuida por los nacionales al tropiezo con una mina puesta por ellos mismos para bloquear el puerto de Santander, mientras que la aviación republicana se adjudicó la gloria mediante un afortunado bombardeo realizado por una escuadrilla mandada por un invicto aviador local, Fernández Navamuel, que había acertado a introducir un proyectil por la chimenea. Los restos encontrados por Alonso González demuestran que el barco no fue alcanzado en la cubierta, como habría ocurrido en un bombardeo aéreo, sino por debajo de la línea de flotación, lo que daría la razón a la hipótesis del choque con una mina.
Ahora se cumplen dos años de la localización exacta delEspaña, cuyos 850 tripulantes salvaron la vida gracias al comandante del destructor Velasco, que intervino en el rescate. Alonso González se vuelve ahora atrás de lo que, entonces dijo: reflotar el acorazado sería demasiado costoso. "Yo he echado mis cuentas: 13.000 toneladas de acero troceado y 150 de bronce, cobre y latón me hacen valorar esa chatarra en unos 300 millones de pesetas. Habría que soldar decenas de chapas para meter el aire y, con los medios actuales, a esa profundidad, el hombre sólo puede permanecer 20 minutos. ¿No me entiendes?"

(artículo publicado en la Revista General de la Marina en mayo de 1985 titulado “a bordo del España”. Gerardo Fraile Carlos-Roca).“...nuestra sorpresa inicial surgió cuando en febrero salta a los periódicos la noticia de que unos buceadores habían descendido al España, esto, que por una parte nos podía quitar la primacía, nos daba la garantía de poder localizarlo, lo que en un principio nos podía suponer un retraso. Los buceadores que lo habían descubierto pertenecían a una compañía de buceo, al frente de la cual se encuentra un veterano buzo, amigo incuestionable de la Armada y desde luego nuestro. Alonso González dos veces había alcanzado la medalla al Mérito Naval por sus colaboraciones, por lo que en este caso sabíamos contábamos con su ayuda.

Nuestra primera reunión la celebramos en la Capitanía de la Zona, en la que encontramos una gran colaboración y una decidida ilusión en el capitán de navío Leopoldo Boado por alcanzar estos barcos.

El capitán general, almirante Contreras Franco, me contó que de marinero voluntario se encontraba a bordo del España el dia del hundimiento, recordando que había dejando en su taquilla el chaquetón que fuera de su padre, y me pidió “que si podía se lo trajera”.

La meteorología no parecía muy favorable, una gota fría situada sobre los Pirineos podría darnos la lata, aunque en estos momentos “la mar estaba bella”, palabras del buzo Alonso González, con el que mantuvimos contacto desde el principio. De su apoyo y cariño no se puede pedir más.

Presencia a bordo.

Decidimos irnos inicialmente a Santander para comenzar en el España. El dia 14 de mayo, se nos presentó en la Comandancia de Marina el citado Alonso con Raimundo Cortines, director de banco y gran aficionado a la pesca, quien habiendo descubierto la posición del España la tenia como “coto privado de pesca”, y fue el que condujo a los buzos de Alonso y en todo momento estuvo dispuesto a ayudarnos a costa de perder su canonjía.

Salimos por la tarde con su yate, el Calima, y nos llevo al sitio con una precisión y seguridad fruto de sus numerosas incursiones pesqueras.”.....
Uno de esos buzos fue Javier Gómez Pando, profesional incuestionable.


Alonso el Buzo con Javier Gómez Pando



Javier Gómez Pando






"EL HALLAZGO DEL ESPAÑA"
P.- ¿Cómo llegó a dar con el acorazado "España" en la costa de Galizano, hundido durante la guerra del 36? Hay quien dice que este buque de la Armada española fue hundido por un submarino inglés y quien opina que no hubo tal ataque, sino la acción de una estrategia enemiga...

R.- Se ha dicho muchas cosas sobre el hundimiento del acorazado "Epaña".Aunque todos "sabían" dónde estaba, a mí quien me llevó hasta el punto exacto donde se hallaba hundido fue Raimundo Cortines. Salimos en dirección a ese punto; dimos un par de vueltas en torno a la supuesta localización, dio orden de echar el arpeo, y exactamente allí, donde lo echamos, trabamos la quilla del balance. Exactamente a 72 metros Norte-Sur, con Galizano. Luego, desplazándose mis hombres hacia popa, hallaron tres de las cuatro hélices con las que estaba dotado el acorazado...

P.- ¿Y la cuarta hélice?

R.- Esa desapareció, sin duda por efecto de la explosión de la mina que hundió el buque y no un submarino inglés, como se dijo. Eso se comprendía muy bien al ver el agujero enorme producido por el artefacto en la "cuarta". El barco aparece volcado quilla arriba, sobre el fondo, con el fango hasta el escobén de las anclas, y, por la popa, casi hasta el letrero "España", que no es de oro como se dijo, sino de bronce.

P.- ¿Hay muchas cosas aprovechables del acorazado "España"?

R.- No hay nada más aprovechable del barco, a excepción de las hélices que no queremos sacar. Estando en la posición que está, es muy difícil cualquier operación y muy peligroso el uso de dinamita. La visión, desde luego, ha de ser fantasmagórica. El "España" se ha convertido en una gran cavidad refugio de las más variadas especies de peces que han hecho del acorazado su habitat. Los hay de muchas clases, y de tamaños colosales; una gran colonia de fanecas, langostas, congrios, rapes, cabrachos...

Entre tanto, Alonso exigirá un certificado más de los muchos que posee, casi como una colección de méritos, que suma a sus galardones oficiales de "Buzo Mayor del Cantábrico", doble Curz al Mérito Naval, y distintivo oficial de Buzo de la Marina... Nada, comparado con la satisfacción de las misiones llevadas a cabo con éxito; de los servicios prestados en salvamentos; de la labor que desarrolla en su escuela de buzos santanderina; y de cuantos amigos le distingue, allá por donde pasa.

A D. Alonso González Fernández cuya colaboración e inestimable apoyo hizo posible nuestras inmersiones en el ACORAZADO ESPAÑA.
Santander, Mayo de 1984





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